Una máxima en el estudio a la hora de enfrentarnos a reformas en edificios con cierta historia es abrir bien los ojos y saber ver qué debemos mantener y qué debemos modificar. En el caso de la reforma de este Cortijo, vimos claro que eran necesarias algunas incisiones precisas, en puntos estratégicos, que nos permitieran abrir espacios nuevos, dejar que la luz entrase, y crear al mismo tiempo nuevas relaciones entre el interior y el exterior.
De esas incisiones obtuvimos este material, un ladrillo de taco de color claro, que en la zona denominan ladrillo coriano, que nos serviría posteriormente para trabajar algunos detalles de los nuevos porches. Cumpliendo nuevamente esa obsesión que siempre nos persigue de dotar, o en este caso preservar, el carácter de todos aquellos espacios en los que actuamos.